Los criterios ESG y claves de esta estrategia

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La problemática actual del cambio climático y las consecuencias que acarrea para el medio ambiente, así como el aumento de las desigualdades sociales, ha hecho que empresas de diferentes sectores pongan el foco en la importancia de la sostenibilidad.

En este sentido podemos hablar de los criterios ESG, que hacen referencia a los factores que convierten a una entidad en sostenible con su compromiso social, ambiental y de buen gobierno corporativo. En este post te explicamos en qué consiste una estrategia ESG, cuáles son sus criterios y para qué sirve. ¡Sigue leyendo!

¿Qué es ESG?

Las siglas ESG (en español, ASG) responden a los términos “Environmental, Social and Governance”. Su origen se sitúa a principios de la década de los 2000, y constituye el resultado de la evolución de la conocida Inversión Socialmente Responsable (ISR), cuyo propósito principal es contribuir al desarrollo sostenible. La inversión sostenible diferencia a las empresas por su estrategia en sostenibilidad y está creciendo exponencialmente en los últimos años.

En este aspecto debemos mencionar los Principios de Inversión Responsable (PRI), promovidos por Naciones Unidas y a los que ABANCA fue el primer banco español en adherirse. Estos principios buscan comprender el impacto de cuestiones ambientales y sociales en las inversiones y fomentar un sistema financiero más sostenible.

Los criterios de inversión responsable integran los factores ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno) en la estrategia y gestión de una organización. Y es que entre los seis Principios de Inversión Responsable destaca el incorporar los criterios ESG en la toma de decisiones de las inversiones y en las prácticas de actuación de la empresa.

Los criterios ESG

Para considerar si una inversión es responsable en términos de sostenibilidad ESG, debe cumplir con una serie de criterios ambientales, sociales y gubernamentales. Para las compañías es fundamental actuar en función de estos criterios, ya que así pueden aumentar su rentabilidad y su compromiso con la sociedad.

Como ya hemos comentado, los criterios ESG comprenden tres factores: el ambiental, el social y el de buen gobierno. Son tres variables que ofrecen la información necesaria para conocer la calidad de una compañía por su compromiso activo con la sostenibilidad.

Los criterios ambientales

Los criterios ambientales hacen referencia a aquellas actividades empresariales con un impacto positivo en el medio ambiente. De esta forma, se incluye el factor ambiental para tomar decisiones acerca de cómo influyen las actividades de las compañías en el medio ambiente.

Un ejemplo de estas actuaciones son las que se realizan con el objetivo de reducir la contaminación o la emisión de gases de efecto invernadero, así como de favorecer la protección de la biodiversidad.

Los criterios sociales

Los criterios sociales abarcan las actuaciones relacionadas con las cuestiones laborales y de derechos humanos y su repercusión en la sociedad. En estos criterios se incluye la promoción de la inclusión social y la diversidad en una compañía.

Los criterios de buen gobierno

Cuando hablamos de los criterios de buen gobierno, nos referimos a las cuestiones relacionadas con el gobierno corporativo de las organizaciones. Como la elaboración de los planes de transparencia que se llevan a cabo o la lucha contra las actuaciones contrarias a la ética de la empresa.

Destaca la realización de políticas internas que incluyen factores como el cumplimiento de las normas de la entidad o las capacidades de los trabajadores.

La estrategia ESG en la empresa

A la hora de elaborar una estrategia ESG para una empresa es importante tener en cuenta ciertos aspectos. Conocer de qué forma se ajustan los criterios ESG a la misión y objetivos que tiene la organización o saber identificar los riesgos ESG para el desarrollo de la actividad empresarial.

Además, es importante determinar los asuntos ESG de sostenibilidad que más preocupan a los grupos de interés y qué debe hacer la empresa para satisfacer sus necesidades. Para poner en marcha la estrategia ESG en una empresa, hay que seguir unos pasos determinados.

Pasos para implantar una estrategia con criterios ESG

  1. Analizar el punto de partida de la compañía desde el punto de vista sostenible. En esto consiste la evaluación del estado ESG. Hacerse preguntas como “¿Ha desarrollado ya la empresa actividades relacionadas con la sostenibilidad?” o “¿Es necesario llevar a cabo más actuaciones de este tipo?”
  2. Definir el concepto de materialidad dentro de la cadena de valor de la organización. Así podrán identificarse las operaciones que conllevan oportunidades y riesgos ESG.
  3. Marcar los objetivos principales de la estrategia de economía ESG.
  4. Escoger un sistema que permita reunir los datos ESG para su análisis, tanto cuantitativos como cualitativos.
  5. Elegir a un responsable en materia de sostenibilidad para que haga un seguimiento del cumplimiento de la estrategia ESG. También deberá mediar para que los grupos de interés formen parte del proceso de toma de decisiones.

La publicación de los logros conseguidos y la transparencia también es importante, así como la realización de una comparativa con otras empresas del mismo sector. La clave para identificar si la estrategia de una empresa se enmarca en los criterios ESG está en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU en 2015.

Recuerda que integrar los criterios ESG para las finanzas de una entidad es clave para apoyar y promocionar la sostenibilidad, beneficiando al planeta y a las personas que lo integran. Y es que en la actualidad es fundamental para los beneficios de cualquier empresa cumplir con unos parámetros sostenibles a la hora de invertir.

Si quieres saber más sobre iniciativas de sostenibilidad, echa un vistazo a todo lo que ofrecen nuestros fondos Next Generation y a este post en el que te explicamos en qué consiste el programa Next Generation de la Unión Europea.

Recuerda que los contenidos de este blog tienen carácter informativo. Cualquier actuación motivada por su contenido o por la interpretación de las normas a las que hace referencia deberá ser analizada de forma específica teniendo en cuenta la situación particular de que se trate.

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