Se define como balance de situación (o balance general) al informe que muestra la situación económica y financiera de una empresa en un momento determinado. Muestra el total de activos, de pasivos y el patrimonio de una empresa, como si de una fotografía de la situación financiera de la empresa se tratara.
Los activos corresponden a lo que la empresa posee; el pasivo, lo que debe, y su diferencial entre activos y pasivos es el patrimonio o capital contable. El activo lo podemos calcular como el pasivo más el patrimonio neto:
Activo = Patrimonio neto + Pasivo
Es importante destacar que no es un documento que muestre la evolución de una empresa, sino para consultar los datos en un momento preciso en el tiempo.
El balance financiero es uno de los documentos que forman las Cuentas Anuales de la empresa, las cuales se deben elaborar y presentar anualmente. No obstante, a fin de obtener un retrato exacto de la situación financiera de la empresa en todo momento, es aconsejable realizar balances periódicos. Así, la dirección tiene una mayor capacidad de tomar decisiones con mayor flexibilidad.
Estructura del balance general de la empresa
Para realizar esa foto finish de la situación financiera, se estudian los siguientes grupos de partidas dentro de la contabilidad de la empresa, que ayudará a entender si la gestión, la operativa y los recursos se administran eficientemente o si, por el contrario, son deficitarios.
Los activos en el balance general
En esta partida se debe incluir todo aquello que posee de valor la empresa: bienes y obligaciones que tienen el potencial de traer dinero a la empresa, ya sea mediante su uso, su venta o su intercambio. Se suele situar visualmente en el lado izquierdo del balance.
Para reflejar con mayor precisión la situación contable de la empresa se clasifican en función de la liquidez:
Así, el activo circulante o el activo corriente se corresponde con los derechos, bienes o créditos que la empresa tiene como “efectivo”, entendiéndolo como el efectivo que hay en caja, en los bancos, lo pendiente de cobrar o el inventario/estocaje que pueda tener.
Por su parte, los activos fijos o no corrientes hacen referencia a los bienes en propiedad de la empresa, ya sean tangibles o intangibles, necesarios para el funcionamiento de la empresa y que no se convierten en el corto plazo en efectivo.
Los pasivos en una empresa
El pasivo de una empresa constituye todas las deudas y obligaciones contraídas por la empresa para con terceros, ya sean personas físicas, personas jurídicas, entidades bancarias, o proveedores.
Estas deudas permiten a la empresa financiar su actividad y le sirve para pagar su activo. Son deudas que tenemos en el presente pero que hemos contraído en el pasado, como por ejemplo un préstamo bancario o una compra con pago diferido.
El pasivo circulante o pasivo corriente está formado por todas las deudas que la empresa debe saldar en el plazo de un año. Si el pago de la deuda se aplaza durante más de un año, pasa a considerarse como pasivo a largo plazo o no corriente.
En ambas partidas se ha de reflejar los gastos y adeudos que la empresa adelanta a futuro.
El patrimonio neto o capital de una empresa
Se corresponde con todos los recursos que tanto socios como propietarios han invertido en ella. Comprende los fondos propios o la financiación propia de la empresa como, por ejemplo, el dinero aportado por los socios, el dinero acumulado de los beneficios obtenidos en años anteriores o las reservas de la empresa.
El balance entre activos y pasivos debe reflejar equilibrio, esto es, debe ser 0 si a los activos le restas la suma de pasivo y capital.
Por qué es importante el balance de situación de una empresa
¿Qué aporta a una empresa el balance general? Realizar una radiografía financiera del proyecto le permite tanto a la Dirección como potenciales proveedores calibrar la solvencia del negocio y conocer su capacidad real para afrontar deudas o volumen de negocio.
Esto es posible ya que la interpretación del balance contable muestra si la empresa cuenta con excedentes o falta de fondos e inventario, así como el grado de morosidad que puede soportar tanto de cara a deudas contraídas como recibidas –facturas no cobradas–.
Así, por ejemplo, si el balance arroja que la empresa tiene pasivos a corto plazo sin liquidez en los activos, al no tener capacidad para transformar activos en dinero, el vencimiento de estas deudas puede acarrear un problema para las finanzas de la empresa.
Recuerda que los contenidos de este blog tienen carácter informativo. Cualquier actuación motivada por su contenido o por la interpretación de las normas a las que hace referencia deberá ser analizada de forma específica teniendo en cuenta la situación particular de que se trate.