Somos consumidores, sí, pero poco o nada solemos saber de la vida de los productos que cotidianamente adquirimos. Quién los fabrica o genera, cómo se producen y cómo llegan a nuestra mesa o casa no suele ser motivo de preocupación para la amplia mayoría. Sin embargo, los procesos y condiciones en los que se producen estos bienes y servicios muchas veces pueden perjudicar tanto a otras personas como al planeta del que dependemos, adquirirlos no conlleva un consumo responsable.
Cuando hablamos de consumo responsable hablamos de un estilo de vida. No se trata solo de cambiar de marca o de producto a la hora de consumir, sino de alcanzar una vida satisfactoria respetando los límites biofísicos del planeta y procurar, al mismo tiempo, que nuestras acciones no repercutan negativamente en ninguna otra persona.
Llevar a cabo un consumo responsable implica ajustar los consumos a las necesidades reales y preguntarnos si realmente necesitamos todo aquello que compramos. Te animamos a seguir leyendo este artículo para conocer más en profundidad qué es el consumo responsable, sus beneficios y algunos ejemplos.
- ¿Qué es el consumo responsable?
- Beneficios del consumo responsable
- Consumo responsable: ejemplos
- Consumo responsable para niños
- Consumo responsable de energía
¿Qué es el consumo responsable?
El concepto de consumo responsable hace referencia a un tipo de consumo –alejado del habitual consumismo– en el que el consumidor es un agente activo que busca que las actividades de la empresa que le provee productos o servicios tenga un comportamiento ético tanto en el plano social como en el medioambiental.
Es decir, el consumidor ya no solo se atiende a las propiedades del producto o siguiendo los dictados de las estrategias de marketing, sino que es consciente y responsable en cuanto al impacto que ese producto o servicio genera en el medio ambiente y en la sociedad en general.
Para convertirte en consumidores responsables deberás analizar varios aspectos del producto o servicio. Lo primero es comprobar que el producto es realmente es necesario. Una vez pasado este corte, ten en cuenta las siguientes cinco líneas generales: producción, transporte, distribución, consumo y residuos.
Por ejemplo, puedes comprobar que las materias primas que conforman el producto hayan sido producidas o extraídas de acuerdo a políticas respetuosas; que se hayan utilizado recursos lo más cercanos posibles; que la distribución sea justa y equitativa para los vendedores; que el consumo requiera de los menores impactos posibles, y que estos sean minimizados; y que todos los residuos derivados de la actividad sean gestionados de forma que no se dañe el medio ambiente, reintegrándolos al ciclo productivo cuando sea posible.
Beneficios del consumo responsable
Los beneficios del consumo responsable son múltiples: beneficios sociales, como la promoción de los mercados locales, o los beneficios medioambientales, que resumimos a continuación:
- Reducción de las actividades extractivas que no son renovables y generan un gran impacto medioambiental. Por ejemplo, la extracción de combustibles fósiles y el uso de estos tiene un gran impacto negativo en el medio ambiente.
- Mejora en la gestión del territorio. Por ejemplo, reduciendo la contaminación del suelo.
- Reducción del uso de sustancias peligrosas y de la contaminación.
- Disminución de la huella hídrica y la huella de carbono.
- Reintegración de residuos al ciclo productivo.
- Ahorro de energía.
- Promoción de productos y valores ecológicos
Consumo responsable: ejemplos
De manera habitual, adquirimos más cosas de las que en realidad necesitamos. El consumo responsable incide en la necesidad de adecuar nuestras compras a los recursos existentes en el planeta de manera que favorezcan tanto su disponibilidad como la igualdad social. Te detallamos algunos ejemplos de consumo responsable que, además, te permitirán ahorrar:
1. Planifica tus compras
Si antes de ir a la compra haces una lista de lo que vas a necesitar no sólo ahorrarás dinero, sino que evitarás comprar productos de más que finalmente puede que te caduquen en el fondo de la nevera o de la despensa.
2. Fíjate en las etiquetas
No todos los productos contaminan lo mismo, ni en su producción ni en su uso. Esto es verdaderamente importante en el caso de artículos eléctricos y electrónicos. Fíjate en la etiqueta energética que los fabricantes y vendedores están obligados a mostrar. Si se trata de bombillas, compra LED.
3. Apoya el comercio justo
Es importante que a la hora de comprar tratemos de dirigirnos a empresas que respeten el medio ambiente y los derechos humanos. Una manera de asegurarnos que es así es acudir a tiendas de comercio justo. Se llama también comercio ético o solidario.
4. Compra productos locales
Es lo que se denomina comercio de proximidad. Todo producto que adquirimos, sea comida o cualquier otro tipo de objeto, tiene una huella ecológica calculable según parámetros como su proceso de producción, su transporte y distribución, o los residuos que genera tras su uso.
5. Apúntate a un grupo de consumo
Son consumidores que se ponen de acuerdo para comprar directamente a un productor. Así, consiguen mejores precios y alimentos más naturales, al tiempo que apoyan la producción ética de los alimentos.
6. Redescubre los mercados tradicionales
Acude a las tiendas de barrio. Suelen comprar a productores de la misma provincia o comunidad en la que se establecen con lo que sus artículos son más frescos y más sostenibles y tú tampoco tendrás que desplazarte mucho.
7. Conoce los productos sostenibles
Sellos como la ecoetiqueta MSC para el pescado o el certificado FSC para productos forestales nos aseguran una compra sostenible. Infórmate en tus lugares habituales de compra si tienen disponibles productos garantizados.
8. Reutiliza y recicla
Es mejor que compres productos que no estén empaquetados para no generar residuos. Y si no es posible, trata de que sean envases que puedas volver a usar –como frascos de cristal– o, al menos, que sean fácilmente reciclables.
9. Evita usar bolsas de plástico
Llévate las tuyas propias reutilizables desde casa. Date cuenta de que las bolsas de plástico tardan alrededor de 55 años en descomponerse. Además, ocho millones de toneladas de plásticos acaban en los mares y océanos anualmente, entre ellos, bolsas de supermercado, según Greenpeace.
10. Evita consumir combustibles fósiles
A la hora de contratar tu compañía de la luz busca una empresa responsable o una cooperativa que comercialice únicamente energías renovables. Si te tienes que trasladar elige un transporte eléctrico, muévete en medios públicos y, si son distancias cortas, en bici o andando.
Consumo responsable para niños
Cuidar el entorno natural es algo que podemos enseñar a nuestros hijos desde pequeños. El consumo responsable es fundamental para garantizar que las generaciones futuras puedan disfrutar de los recursos naturales y vivir en un planeta sano.
Lo que consumimos y compramos cada día –alimentos y agua, entre otras muchas cosas– no puede ser sinónimo de agotamiento, es decir, debemos considerar qué impacto tienen nuestros hábitos de consumo. Además, no podemos olvidar que nuestros hijos imitan lo que ven que hacemos nosotros, por lo que nos corresponde dar ejemplo.
Para enseñar a tus hijos la importancia de un consumo responsable, puedes seguir estos consejos:
- Ayuda a tus hijos a reducir el consumo de agua y luz. Apagar las luces y cerrar los grifos son hábitos sencillos que los niños pueden aprender desde pequeños y que les ayudarán a concienciarse de la importancia de proteger los recursos naturales.
- Recicla y enséñales a reciclar. Separar los residuos para que se puedan reciclar es esencial para reducir nuestro impacto ambiental. Tus hijos pueden aprender con juegos qué residuo se tira en cada cubo, por ejemplo.
- Hazles ver que las cosas pueden tener una segunda oportunidad. Un juguete roto o un mueble deteriorado se pueden arreglar para darles una segunda oportunidad. Los niños descubrirán cómo dando una vida nueva a las cosas se reduce el consumo.
- Explora la naturaleza con tus hijos. Ver a los animales y a las plantas en su entorno natural es una excelente forma de concienciar a los niños de la fragilidad del medio ambiente y de la necesidad de cuidarlo.
- Enséñales que no todo lo que importa cuesta dinero. La publicidad incita al consumismo infantil, por ello es necesario inculcar valores para que ese consumo tenga sentido y para que los niños se den cuenta de que muchas de las cosas que realmente importan no cuestan dinero: la amistad, el amor, la solidaridad.
Consumo responsable de energía
Buena parte del tiempo no somos conscientes del impacto que provocamos sobre el medio ambiente con nuestro consumo diario de energía, que además incide directamente en nuestro bolsillo. Para cambiar esto y adquirir nuevos hábitos de consumo energético responsable, te explicamos algunos trucos muy sencillos que te permitirán economizar en tus próximos recibos:
1. Las plantas
¿Te gustan las plantas? Entonces, decora tu jardín o tu balcón con especies autóctonas: se adaptarán mejor al clima y necesitarán menos agua. Además, siempre que te sea posible procura regar a última hora de la tarde: así no se evaporará el agua por efecto del sol. Y si cubres las macetas con guijarros, conseguirás un bonito efecto decorativo y reducirás todavía más la evaporación.
Si tienes jardín evita plantar césped en todo el terreno. Puedes sustituir buena parte con piedras decorativas y otros elementos que no precisan agua. Invierte en un sistema de riego que proporcione agua directamente a las raíces: tendrás que regar menos y tus plantas tendrán mejor salud. Agrúpalas según su necesidad de agua y abona con estiércol vegetal que ayuda a mantener la humedad. ¡Haz la prueba!
En este otro post te damos más consejos para ahorrar agua y energía en tu jardín.
2. El agua caliente
La temperatura del agua es uno de los factores que más agua nos hace derrochar: mientras esperamos a que se caliente antes de ducharnos podemos llegar a gastar más de 100 litros, por lo que una excelente idea es llenar el cubo de fregar o la regadera para aprovechar el agua que se ha perdido. Aislar las tuberías de agua caliente también es una excelente opción para evitar pérdidas de temperatura y así reducirás el gasto tanto de agua como de energía.
Un buen hábito de consumo responsable de energía es utilizar programas de lavado que requieran temperaturas bajas siempre que sea posible. El programa “eco” del lavavajillas, a 50º, te irá bien en prácticamente cualquier ocasión. Y con lavar la ropa entre 40º y 60º también es más que suficiente, siempre teniendo en cuenta que si las prendas no están muy sucias bastará con el programa de agua fría. ¡Lo notarás!
3. La cocina
Una forma de ahorrar bastante en energía es cambiar algunos de tus hábitos en la cocina. Por ejemplo, tapa siempre las ollas y las sartenes: reducirás la energía necesaria para calentar en más de un 25%. Si utilizas ollas a presión, estarás ahorrando hasta un 50%, y lo mismo sucede con el horno: procura no abrirlo hasta que sea totalmente necesario para evitar que se enfríe y no lo utilices para descongelar o recalentar comida.
Del mismo modo, plantéate instalar la nevera lejos de los fogones y del horno para que no se caliente y gaste más energía en volver a enfriarse y ten la puerta abierta el mínimo tiempo posible. Otro truco excelente para consumir de manera responsable es dejar que los alimentos se descongelen poco a poco dentro de la nevera, porque así ese frío sirve para mantener la temperatura. ¿Tenías eso en cuenta?
4. La iluminación
Las bombillas de luz cálida gastan muchísima más energía y tienen una vida mucho más corta que las de bajo consumo. Apuesta por estas últimas y estarás ahorrando en energía y en dinero, aunque sean algo más caras.
Otra opción muy interesante es instalar un sistema de iluminación por sensores de movimiento, especialmente en las zonas “de paso” como los pasillos o las escaleras. Así evitarás gastar luz si se quedan encendidas. Y en los exteriores, decántate por las soluciones solares: notarás mucho el ahorro.
5. La calefacción
Si tienes calefacción en casa, procura evitar que las ventanas estén abiertas mucho rato si está encendida: para ventilar bastará con 10 o 15 minutos. Además, es muy importante que la fuente de calor no esté tapada por cortinas o muebles, así el calor podrá propagarse con facilidad por las diferentes habitaciones. Si vas a cambiar tu calefacción, comparamos la eléctrica y la de gas natural.
¿Quieres algún consejo extra? ¡Ahí van!
- Evita dejar electrodomésticos encendidos.
- Apuesta por electrodomésticos de clase A eficientes energéticamente.
- Utiliza un salvapantallas negro para el monitor de tu ordenador.
- Ajusta la potencia eléctrica que tienes contratada a tus necesidades reales.
- Si haces reformas, instala un doble acristalamiento en lugar de una doble ventana.
Si pones en práctica estos consejos de consumo responsable, verás cómo notas la diferencia en tus facturas a final de mes. ¡Y el planeta te estará eternamente agradecido!