Si tienes un negocio y trabajas habitualmente con la Administración, estarás familiarizado con la factura electrónica. Esta nueva forma de facturación, que lleva vigente en España desde 2015, tiene la misma validez que las facturas de papel a las que estamos acostumbrados. La única diferencia radica en que el envío a los destinatarios se realiza por medios telemáticos.
Desde 2015, es obligatorio que todas las organizaciones que presten servicios a las Administraciones Públicas de España remitan sus facturas de forma electrónica. Y las ventajas que implica su uso son innumerables: facilita la lucha contra el fraude; acorta los tiempos de tramitación; reduce errores humanos, costes de impresión y envío, espacio de almacenamiento…
Sin embargo, todavía queda mucho por andar a nivel estatal y europeo para una implementación total. De hecho, Facturae, el portal de la Administración para gestionar las facturas electrónicas, señala que uno de sus retos a corto plazo es la creación de un estándar en los sistemas de facturación a nivel europeo, que permita su uso más allá de nuestras fronteras. Y la Unión Europea ya está trabajando en ello.
La factura electrónica europea
Hasta el momento, los estados miembros de la Unión Europea han ido regulando, de forma unilateral, los formatos y procedimientos de esta nueva forma de facturación.
Ahora, la UE establece en la Directiva 2014/55/UE las bases para la normalización y estandarización de la factura electrónica europea común. De esta manera, todos los estados miembros tendrán que usarla en los procesos de contratación pública a partir de noviembre de 2018. El objetivo de la normativa es facilitar las relaciones comerciales dentro de la UE, contribuyendo a la mejora del Mercado Único Europeo.
Un concepto clave a la hora de hablar de la factura electrónica europea es la interoperabilidad. Esto es, presentar y tratar la información de manera uniforme entre los sistemas de los distintos países. Y se aplica en tres niveles distintos: el contenido de la factura, el lenguaje utilizado y el método de transmisión.
De momento, los organismos de estandarización europeos todavía están trabajando en las guías reguladoras de la factura electrónica europea. El objetivo de la Comisión Europea es que la facturación electrónica en las administraciones públicas sea una realidad predominante en 2020.
Recuerda que los contenidos de este blog tienen carácter informativo. Cualquier actuación motivada por su contenido o por la interpretación de las normas a las que hace referencia deberá ser analizada de forma específica teniendo en cuenta la situación particular de que se trate.